miércoles, 25 de enero de 2012

Como la muerte

Muda, tus ojos verdes son los únicos que sonríen
Cada un invierno, cada  una eternidad.
No tome tu mano en la despedida
No escuche tu voz en el abismo
Me escurrí ante tu presencia
Y he guardado una tarde en el río
La he guardado como una vida
Lamentando el sauce que caía.

El olor de todo lo que has dicho
De las corrientes vestidas de negro y blanco
Transforman tu recuerdo
Tu recuerdo vago, paupérrimo
En algo maravilloso
Dirigiéndose hacia dimensiones eternas
A las cuales llegare, inevitablemente, llegare…

Encerrada en tu propia presencia
En la demencia de tu mente
En el incesante recuerdo emotivo
Que toma mi mano
Como un bebe recién reconociéndome
Bajo el agua salada de la soledad.

Y te repito a ti, Muda, que cuando miro tus ojos verdes
Ellos me hacen llorar, definitivamente
Ellos me hacen llorar
Y reconozco el dolor de extrañar
Sin pronunciarte un adiós a lo lejos.

Ayer tu muerta entre vivos
Y yo viva entre muertos
Mirando atardecer
Entre cada conciencia y cada caída
He conciliado el sueño
Bajo la luna que nombraba el despertar
De tu despedida.

Deseo llorar con tu sombra
Y reír con tu voz lejana
Saber que te vas
Mejor dicho saber que ya has partido…

jueves, 19 de enero de 2012

miércoles, 4 de enero de 2012

Efímeras son las palomas del alma.

El sol nos entregó un rojo cobijo
Y las batallas en las que he triunfado
Valdrán el oro que se escurre con el silencio
De los ojos y la cruz de las mañanas.

Fin al mal y a lo bueno
Me declaro culpable de todo
E inocente en dudas,
Me declaro perdida
Y encontrada en soledad,
Anuncio la felicidad
Y el frío suelo despojado.

Los cimientos derrumbados
Las caídas perdonadas, espero tu no las hagas
Y la carne maldita que he mirado
No sabrá de sabores y olores…

Se me fue la cordura
Y con ella el aliento de muchos
Pero hoy con fotos del alma negra
Convierto el pan en nada
Y la sonrisa en boca

Maldito el día, maldita la luz.
Efímeras son las palomas del alma.

Es lo que hay , es lo que somos.

La vida transcurre discreta por el caudal
El sol no pasará sus alas, ni besará mi piel
Porque yo ya no quiero abrigar el día, cuando mi silueta oscurece
Los pequeños signos de vida que alguna vez hallé.
Corrígeme mis penas
Encuentra lo que yo no encuentro
Abriga mis dolores
Acaricia mis alegrías,
Conmueve mi cuerpo
Estremece con indiferencia
Que yo encuentre le cita
La cita de la muerte
En la delicada carta manchada en sangre.

Pero por sobre todo
Procura embellecer el rostro
Visto a través del océano.