El sol nos entregó un rojo cobijo
Y las batallas en las que he triunfado
Valdrán el oro que se escurre con el silencio
De los ojos y la cruz de las mañanas.
Fin al mal y a lo bueno
Me declaro culpable de todo
E inocente en dudas,
Me declaro perdida
Y encontrada en soledad,
Anuncio la felicidad
Y el frío suelo despojado.
Los cimientos derrumbados
Las caídas perdonadas, espero tu no las hagas
Y la carne maldita que he mirado
No sabrá de sabores y olores…
Se me fue la cordura
Y con ella el aliento de muchos
Pero hoy con fotos del alma negra
Convierto el pan en nada
Y la sonrisa en boca
Maldito el día, maldita la luz.
Efímeras son las palomas del alma.
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